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La revolución del agua

Martes 21 de noviembre 2017 a las 11:30h

El agua, origen de la vida y necesidad fisiológica, siempre ha sido una de las principales preocupaciones de todos los seres vivos, tanto de naturaleza animal como vegetal.

El agua es una sustancia química esencial para la supervivencia de todas las formas conocidas de  vida.

El agua, no siempre ha estado localizada en los mismos sitios. El desplazamiento de los continentes, ha ido desplazando las masas de agua en todos sus movimientos. Valga como ejemplo que la gran extensión del desierto del Sahara estuvo cubierto de aguas de mar en otras épocas.

Desde el nacimiento de nuestra cultura, las primeras tribus y clanes comprendieron la importancia que tenía el agua para asegurar la supervivencia de la especie.

Los seres humanos han almacenado y distribuido el agua durante siglos.

Cuando la población humana comienza a crecer de manera extensiva, y no existen suficientes recursos locales disponibles de agua, se necesitaba buscar otras fuentes diferentes de agua.

En el transcurso de la historia, tanto sumerios como, hebreos, persas, chinos, japoneses, judíos, egipcios, griegos…, intentaron conducir las aguas disponibles por medio de diferentes dispositivos.

Los Romanos fueron los mayores arquitectos en construcciones de redes de distribución de agua que ha existido a lo largo de la historia. Utilizaban recursos de agua subterránea, ríos y agua de escorrentía para su aprovisionamiento. Los romanos construían pequeñas presas para el almacenamiento y retención artificial del agua. El sistema de tratamiento por aireación se utilizaba como método de purificación. El agua de mejor calidad y por lo tanto más popular era el agua proveniente de las montañas. Los acueductos son los sistemas utilizados para el transporte del agua a lugares lejanos. A través de ellos el agua fluye en las ciudades, desde muchos kilómetros atrás.

Después de la caída del imperio Romano, los acueductos se dejaron de utilizar. Desde el año 500 al 1500 d.C. poco fue el desarrollo en relación con los sistemas de tratamiento del agua.

Pasada esta larga etapa de estancamiento, las ciudades empiezan a desarrollarse y recuperar su esplendor en los siglos XVI y XVII. En la segunda mitad del siglo XVIII tiene lugar la revolución industrial, en la que se experimentan el mayor conjunto de transformaciones socioeconómicas, tecnológicas y culturales de la Historia de la humanidad, desde el Neolítico.

Podríamos asegurar, que el principio de la modernidad, comienza con la canalización y conducción del agua desde donde se encuentra, hasta los lugares del consumo, tales como las fuentes públicas en todas las localidades, fabricas que la utilizan como materia prima, las casas particulares para uso sanitario y consumo, etc.

El primer sistema de suministro de agua potable a una ciudad completa fue construido en Paisley, Escocia, alrededor del año 1804 por John Gibb. En tres años se comenzó a transportar agua filtrada a la ciudad de Glasgow.

Hasta mediados del siglo XIX los madrileños se abastecían de los llamados viajes de agua: “galerías subterráneas que captaban los manantiales y conducían las aguas hasta las fuentes establecidas en el interior de la ciudad” .

El 18 de junio de 1851, siendo Reina de España Isabel II, se dictó el  Real Decreto, refrendado por D. Juan Bravo Murillo, presidente del Consejo de Ministros en esos momentos, en el que se disponía, que el Gobierno realizará la ejecución de los trabajos a través de un canal derivado del río Lozoya, que llevaría el nombre de Canal de Isabel II en honor a la soberana, verdadera promotora del proyecto.

Siete años más tarde, y tras el importante impulso que supuso para el proyecto el paso de Manuel Alonso Martínez por el Ministerio de Fomento, el  24 de junio de 1858, tuvo lugar la inauguración oficial, en la calle ancha de San Bernardo, de la llegada de las aguas a Madrid.

La demanda creciente de agua desde los inicios, ha ido pareja a la incorporación progresiva de las numerosas infraestructuras hidráulicas creadas para abastecer a la ciudad de Madrid.

Los problemas de abastecimiento eran continuos y se intentaba afrontarlos con varias soluciones posibles.

El momento más difícil de la Institución del Canal de Isabel II, se produjo durante el periodo de la Guerra Civil, rebautizada como Canales del Lozoya, desde pocos días después de la declaración de la República en 1931.

El 14 de octubre de 1945 se pone en funcionamiento del depósito elevado de Plaza Castilla y el 19 de julio de 1952 se inaugura. Ya en el año 1967 pone en funcionamiento la primera estación de tratamiento de agua potable ubicada en Torrelaguna.

En marzo de 1957 se firman los tratados de Roma, que posteriormente dieron origen a la Unión Europea. España siempre quiso estar ahí, pero los países firmantes del acuerdo no nos aceptaron. Con ánimo de aproximarnos a esta nueva organización, se crea el Centro Nacional del Agua, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, en Arganda del Rey.

Las exigencias sanitarias ponen en evidencia la necesidad de depurar las aguas potables, intentarlo dejarlas todas lo más homogéneas posibles. En 1967 se pone en funcionamiento la primera estación de tratamiento de agua potable ubicada en Torrelaguna.

Esta conferencia se puede complementar con el siguiente documento, La revolución del agua.