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La electricidad: su historia II

Martes 6 de marzo 2018 a las 11:30h

LA ILUMINACIÓN

En la sesión pasada vimos como gracias el científico inglés Michael Faraday, en 1831 descubre y enuncia el principio de inducción electromagnética, en el que se basan los generadores y motores eléctricos, demostrando que es posible convertir la energía mecánica, en energía eléctrica, caso del generador, así como la energía eléctrica, en energía mecánica, caso del motor. Años más tarde Maxwell escribiría matemáticamente todo este fenómeno.

En la próxima tertulia nos centraremos en una de las primeras aplicaciones de la electricidad, la iluminación de las calles y más tarde en todas y cada una de las casas particulares.

Edison fue el inventor de la lámpara de incandescencia, utilizando la propiedad de algunos materiales, de emitir luz, cuando la corriente eléctrica circula por ellas, a un cierto voltaje y con una intensidad concreta. El filamento se calienta a elevadas temperaturas, generando una  luz visible.

Conseguirlo no fue una tarea fácil, pero todo el equipo capitaneado por Edison lo consiguió. Desde el punto de vista técnico resultaba, en aquellos años, muy difícil.

El gran problema sería, poco tiempo después, competir con las compañías de alumbrado con gas, que en aquellos momentos florecían, enriqueciendo a miles de accionistas que empezaban a gastar sus ahorros en esa tecnología.

La electricidad superaba con gran ventaja la iluminación por gas, arruinando a multitud de inversores que, paulatinamente fueron cambiando su dinero por acciones de compañías eléctricas.

Su impacto en la sociedad fue enorme.

La llegada de la electricidad a las viviendas particulares, aunque solo fuera para iluminar las habitaciones, resultaba sorprendente. Solo había que girar un poco la manecilla del interruptor e instantáneamente la habitación se llenaba de luz, como si fuera de día. No había que ir a comprar combustible, ni tener que limpiar las lámparas casi a diario. ¡Impensable!

La iluminación en los pueblos y lugares pequeños, fue mucho más lenta y tardía, pues la electricidad tardó más tiempo en hacerse popular. En las casas humildes, se contrataba una sola bombilla con un cable muy largo, desplazando la bombilla a las distintas habitaciones según conviniese.

Años después, cuando todas las casas se encontraban iluminadas, en todas las habitaciones y en todos los lugares, la noche no significaba una “pesadilla” para nadie. Gracias a la “luz eléctrica” parecía como si el día tuviese ahora 24 horas. Se podían hacer las mismas cosas, independientemente de donde estuviera colocado el Sol. Cada cual podía levantarse y acostarse a la hora que más le conviniera. Los días de invierno y de verano, tenían la misma duración.

El horario de trabajo o de estudio, podía empezar o acabar en el momento que mejor le encajara a cada uno. Había turnos de trabajo o de estudio, en los centros de enseñanza, de mañana, de tarde y de noche.

El tiempo de ocio ahora era más dilatado y no solo se limitaba a los domingos. Los locales deportivos y taurinos, estaban iluminados, de tal forma, que los espectáculos al aire libre, no eran dependientes de donde estuviera colocado el sol.

Años más tarde la vida en la Gran Vía Madrileña, era igual de «bulliciosa» a las doce de la mañana, que a las doce de la noche.

Podríamos decir que ¡Ahora vivíamos más!

Con ayuda de diapositivas y clips de video, estudiaremos de forma sencilla, su complejo desarrollo.

Fecha: Martes 6 de Marzo 2018 y siguientes.
Hora: 11,30 horas. Se ruega puntualid
Lugar: Biblioteca Municipal (Plaza de España nº 7) de El Escorial.

Podeis venir con vuestros amigos. 

Si quereis un relato mas amplio de lo tratado en las tertulias de  Historia de la Electricidad, hacer un ¡click! La Histora de la Electricidad.