Cómo mirar y sentir un cuadro
Antonia Nieto Saltar
GÉNERO: NATURALEZA MUERTA
En la Antigüedad clásica se pintaban ya naturalezas muertas, y en el Renacimiento se estimularon la aparición de este tipo de pintura.
Cierto que es de mayor interés la llamada, aún sin entender “Naturaleza muerta”
“Agnus Dei” de Francisco de Zurbarán, 1635-1640; donde se representa el cordero con el que se alude a la muerte de Cristo. (Museo del Prado).
La temática de estas obras nos muestra bodegones con frutas, bandejas de pescado cuyo brillo plateados resultan atractivos, también aves de caza de brillantes colores, magníficos ramos de flores, el pintor Arellano, es buena muestra de ello. Igualmente, el vidrio, la loza, alfombras, libros, pipas, tinteros e incluso los pinceles y paleta del pintor, son temas adecuados para una naturaleza muerta.
Una gran obra la del holandés Jan Davidsz de Heem, pintada en 1640 “Naturaleza con frutas y langosta” hoy en Rijkmuseum, Amsterdam.
“Naturaleza muerta con pensamientos” de Henri Fatín-Latour,
(Metropolitan Museum of Art Nueva York)
En esta obra realizada en 1874, el pintor rinde homenaje a una sencilla planta aún en sus tiestos, los pensamientos, a su lado unas manzanas doradas y un tanto rosáceas.
El tratamiento de las flores demuestra un perfecto dibujo, y un perfecto estudio, sus pinceladas muestran el brillo aterciopelado en cada uno de sus pétalos.
De sus colores el pensamiento amarillo destaca y es como si le diera más protagonismo, haciéndole el eje central de la obra. La composición tiene tres focos, tiestos, cesta y manzanas.
Fatín-Latour realizó numerosos cuadros de temas florales, junto con su mujer
Victora Dubourg, igualmente pintora y amante de la jardinería, con gran éxito en el ámbito de las naturalezas muertas. Ambos fueron miembros del círculo artístico parisino, años 1860, donde se encontraba también Manet, Degas y Morisot.
Las grandes obras maestras a través de la historia, nos muestra que da igual los temas a elegir cuando estos reflejan el sentir del artista.
Luis Meléndez, Chardín, Antoine Vollon entre otros del XVIII.
Durante el siglo XIX, los impresionistas perciben las propiedades artísticas que ofrecen las cosas cotidianas, dejándonos un buen número de obras: son bastante los bodegones con frutas de Cézanne una gran obra “Los jugadores de cartas, 1860, Louvre, París, Manet “Manojo de espárragos” Colonia.
La pintura del siglo XX nos comunica algo sobre la gente de una época en la cual se valora la visión personal o la acción única de un artista concreto. Una época que parece rechazar los valores tradicionales, y estimula a los artistas a expresarse con libertad y originalidad.
Este género cobró vida de nuevo en 1960 con Andy Warhol
“Latas de sopa Cambell” Leo Castelli Gallery, Nueva York.