Perspectivas económicas de inicios del siglo XX y Flores de Lemus

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Jueves 20 de mayo 2021 a las 18:30h

On-line

Ponente: Miguel Ángel Ramos Lázaro

Debemos considerar las actividades económicas dentro del proceso general de evolución cultural como un proceso más del “aprendizaje” de la especie humana. Tiene que conseguir acomodarse al medio natural en el que vive y responder a los retos que este plantea, mediante las pruebas y ensayos suficientes, desechando las vías muertas y ensayando otras que encuentren salidas factibles. Todo el pensamiento económico se basa en una experiencia de “prueba y error” para ir encontrando la salida del laberinto en que las diversas sociedades se van encontrando a través de los tiempos en busca de soluciones dependiendo de los objetivos que los humanos se plantean.

Creo que el problema de buscar teorías o explicaciones económicas que se han pretendido formular a lo largo de la historia, surge como consecuencia de querer “generalizar” con una ley universal y permanente, como lo hacen las ciencias de la naturaleza. La práctica de la economía es una actividad cultural y como tal es modificable con los tiempos y con las geografías diferentes. El “tema” de cada tiempo, como lo define Ortega, es aplicable y analizable para un lugar y una época determinada.

Es prácticamente imposible predecir con exactitud los resultados que se deriven de cada fenómeno económico; la inferencia económica puede derivarse tan sólo probabilísticamente, como mucho, y siempre considerando un margen de error. Esta observación es más pertinente si no se tienen en cuenta todas las posibles actuaciones ajustadas a las posibles variaciones de las circunstancias reales que puedan darse en el futuro. Esto obliga a un método de retroalimentación constante entre medidas económicas y resultados producidos en el entorno, para conseguir ir disminuyendo las desviaciones entre lo previsto y lo alcanzado.

Cuantificar los hechos y variables económicas, así como su correcta interpretación, son condiciones imprescindibles para saber qué hacer, cuando y en qué medida. Citaremos la expresión de José María Zumalacárregui siguiente: “No se conoce bien un fenómeno hasta que se le expresa en números”

Creo que esta es una diferencia suficientemente grande entre las Ciencias Naturales y las llamadas Ciencias Sociales. En tanto que las primeras se basan en principios necesarios y permanentes, las segundas se basan en principios permanentemente variables y aleatorios, dependientes de la voluntad cambiante de los individuos en base a su condición de seres libres para decidir.

Me refiero en esta presentación a Flores de Lemus, porque ha sido un ejemplo de los enunciados anteriores.

Para definir la ideología de Flores de Lemus, se refiere Velarde a la correspondencia entre dicho autor y los hechos que vivió activamente en el periodo de principios del siglo XX; lo califica como “un entusiasta del individualismo democrático americano y economista neo mercantilista, imperialista, militarista a la prusiana.” Flores de Lemus es un miembro de la Generación del 98.

Su condición de “alto funcionario o consejero inmune a la política” hace que no responda a la llamada a la actividad política que le propone Ortega y Gasset. No participó nunca en ningún puesto político, ni de Gobierno, pese a haber sido citado varias veces en los 36 años que estuvo en el Ministerio de Hacienda, con la Monarquía, con la Dictadura y con la República.

Opta por la función de Alto Funcionario Público. Es llamado por el ministro Alix, con Fernández Villaverde, para desempeñar el puesto de Jefe de estadística de la Inspección General de Hacienda (en 1906), con ello abandona cualquier veleidad política y su Tarea Universitaria.

En el principio del siglo XX no existían en España estudios específicos de economía, tan sólo en las enseñanzas de Derecho existían dos asignaturas de esos conocimientos. Sin embargo, Flores de Lemus encauza su actividad docente e investigadora en este campo. Esa fue la razón de trasladarse a Alemania en 1900 para profundizar en sus estudios, ya que en España era imposible hacerlo.

Para entender la situación de España, tanto en lo que a economía respecta como en lo relativo a las enseñanzas de dichas disciplinas es necesario hacer una revisión de lo que Enrique Fuentes Quintana y Juan Velarde han llamado el “modelo de economía castiza”, como fórmula de entendimiento de lo que estaba pasando en España y las medidas que se estaban adoptando por las instituciones tanto privadas como públicas. Una vez hecho este repaso, en el apartado siguiente de esta ponencia explicaremos las principales actuaciones de Flores de Lemus sobre las tres áreas más destacadas de la economía en esa época: el comercio exterior y los aranceles; el sistema monetario y el patrón oro; y por último la que se ha llamado reforma fiscal silenciosa en la Hacienda Pública.

Para explicar el Modelo Castizo de la economía española he seguido el ensayo de Fuentes Quintana en el que define “los cuatro principios del modelo castizo”, y que son los siguientes:

  1. El cierre del mercado interno mediante la protección arancelaria integral (desde 1887 a 1931) y las restricciones cuantitativas de importaciones (desde 1932 a 1959).
  2. Falta de políticas que combatan la cultura inflacionista, impidiendo la estabilidad de precios y el tipo de cambio de la peseta.
  3. Regulación discrecional de la actividad económica, con un intervencionismo del Estado en los mercados y en las decisiones de los agentes económicos, dando lugar a un Capitalismo Corporativo.
  4. Sector público atrasado al tener un raquitismo presupuestario, inadecuado gasto público, sistema fiscal insuficiente y propensión al déficit presupuestario, con su financiación al margen de la disciplina de los mercados financieros.

La Restauración inspirada por Cánovas en 1876 y que duraría hasta 1931, es la institución Política que abarca el periodo de los años de permanencia de Flores de Lemus en el ministerio de Hacienda, a los que se añadirían los cinco de la II República. Pero el comportamiento económico del modelo castizo ya hemos visto que abarcaría también estos cinco años y se prolongaría hasta 1984. En consecuencia, si queremos estudiar a Flores de Lemus debemos entender el periodo en el que estuvo en activo: 1905 a 1936.

Enumeraremos los principales rasgos que se han señalado por los investigadores de este periodo en el Ministerio de Hacienda en el que entra a realizar su desempeño: 1º Atención

CV

Estudios y prácticas profesionales: Aparejador y Licenciado en Ciencias Económicas. Mi actividad ha sido totalmente práctica.

Como Aparejador he participado en empresas e instituciones Públicas para la construcción de viviendas, urbanizaciones, hospitales, museos, oficinas, oficinas bancarias y otro tipo de edificaciones. Esta actividad me relacionó durante más de 40 años con el área tecnológica, señalándome la necesidad de aplicar en paralelo las cuestiones técnicas con decisiones económicas, hasta el punto de conocer que no habría ningún tipo de tecnología si no se hacen los cálculos financieros, de costes, valoraciones y precios para llevar a buen fin cualquier proyecto, incluido el que se relacione con la investigación y la innovación.

 

La experiencia económica, independientemente del señalado arriba, he trabajado en la empresa CAMPSA en diversos departamentos, desde el de Administración, Informática, Presupuestos y Control de Gestión, y como Director de Desarrollo de Recursos Humanos. Participando con este cargo en la creación de Repsol. Una vez cumplido el Plan Estratégico que acababa con CAMPSA, pasé a trabajar en BANESTO como Director de Obras y Mantenimiento. Como consecuencia de la intervención de este Banco me dedique al trabajo por mi cuenta creando una Asesoría Económica, Financiera, Fiscal y Laboral, funcionando durante 25 años hasta mi jubilación.

Como he dicho otras veces, no considera la Historia (con mayúsculas) como determinista en ningún caso, lo cual lo ha aprendido de Karl R. Popper y en consecuencia no creo en el “materialismo histórico” de Marx ni en ningún autor que afirme que “la historia os juzgará”. La historia la hacemos cada uno de nosotros durante nuestra vida, como lo he comprobado en la práctica: es la iniciativa individual por progresar lo que hace que un país progrese; la historia tiene utilidad en cuanto sirve para que los humanos aprendamos de nuestros errores.