Ética, economía y ciencia

Jueves 15 de octubre a las 18:30h
 

Presentado por:  Miguel Ángel Ramos Lázaro

Con esta charla pretendo despejar dudas que confunden generalmente en los tiempos que vivimos, porque el pasado se ha desarrollado basado en unos conceptos generalmente ideológicos relacionados con los hechos económicos. El análisis económico, que es posterior a los propios hechos económicos, empieza a llevarse a cabo a partir del siglo XVI, precisamente cuando se dan unas circunstancias especiales de las sociedades interrelacionadas o, como diríamos hoy, globalizadas. El descubrimiento de que la tierra no era el centro del Universo y de que girábamos alrededor del sol, que era esférica y que se podía ir a los países de oriente, donde estaban las sedas y las especies, hizo pensar que hay alternativas nuevas, como navegar hacia el oeste para llegar al este. Este hecho da lugar al descubrimiento de nuevas tierras, las cuales tenían su propia civilización y su propia escala de valores.

Pero también plantea la duda de que todos los conocimientos que las sociedades habían tomado como ciertas y definitivas eran falsas. Y esa duda hace que se descubra el razonamiento para buscar verdades que realmente fueran “fijas” y pudieran resolver situaciones reales y no imaginarias con la correspondiente cualificación de dudosas. Pasaron de sociedades teístas a sociedades racionalistas. Y si aplicamos la razón para admitir las creencias podemos aplicar la razón para aplicarla a nuestros comportamientos. La pobreza no tenía que ser considerada como una verdad indiscutible y empezaron a buscar formas de enriquecimiento.

Con estos nuevos comportamientos se empieza a plantear la duda entre que es bueno y que es malo, la duda sobre los principios éticos que guiaran la moral de los humanos. El descubrimiento y la conquista de nuevas tierras ocupadas por otros pueblos ¿se adaptaba a la moral imperante o podía relativizarse por las oportunidades que esos descubrimientos ofrecían. El comercio global, la financiación de operaciones de conquista, los precios que esa financiación tenía para navegantes, nobles y emprendedores en general, los deseos incontrolados de la gente de la calle, la aparición de nuevas clases y estamentos sociales, el trato diferenciado a cada una, el trabajo, la esclavitud, y tantas otras circunstancias operativas ¿eran buenas o eran malas? La Iglesia Católica, en principio como garante de la moral, y los reyes y nobles como garantes del cumplimiento ejecutivo de la misma, se encontraron ante incógnitas a responder.

Se considera a Adam Smith como el padre de la Economía, pero Adam Smith era un “moralista”, no era un político ni un comerciante. Con su obra pretende dar respuestas a las preguntas que todos se hacían. Pero, equivocadamente, se considera a este autor como padre de una doctrina académica que ya estaba estudiada mucho antes aquí en España. Es la Escuela de Salamanca la primera colectividad de pensadores que se plantean todos y cada uno de los problemas que el Mercantilismo genera con los descubrimientos, las conquistas, colonizaciones y mercado globalizado.

Este será tema de otra charla que daré más adelante; hoy quiero hacer un planteamiento en base a un esquema que sirva para hacer cualquier análisis histórico, social y económico.

CV

Miguel Ángel Ramos Lázaro. Nacido en Salamanca en el año 1942

Titulaciones y ejercicio profesional: Aparejador y Economista.

Para este tema hay que dejar apuntado que la historia ha sido de su interés desde el bachillerato en los años 50. Ha profundizado en la historia de la Arquitectura y en la Historia de los hechos Económicos y del Pensamiento Económico. Como consecuencia de esta afición y de ser  seguidor de Ortega y Gasset, tiene en cuenta que el estudio de la historia sirve como una aplicación práctica en este momento para resolver los problemas sociales y de comportamiento humano.

En la Facultad de Económicas ha estudiado con Gonzalo Ánes, que fue Presidente de la Real Academia de la Historia, y sus discípulos, así como con Velarde y sobre todo con José Luis García Delgado, de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Con todos ellos ha aprendido a reconocer a la “historiografía” como el laboratorio de los hechos sociales. Esto último le ha llevado a estudiar la “filosofía de la historia”, que es otra de las ciencias sociales. En concreto ha seguido las ideas de R.G. Collingwood que analiza cómo deben entenderse los acontecimientos humanos a lo largo de los miles de años que abarca la historia escrita.

En cualquier caso, no considera la Historia (con mayúsculas) como determinista en ningún caso, lo cual lo ha aprendido de Karl R. Popper y en consecuencia no cree en el “materialismo histórico” de Marx ni en ningún autor que afirme que “la historia os juzgará”. La historia tiene utilidad en cuanto sirve para que los humanos aprendan de sus errores.