Bancarrotas de la Corona en el siglo XVI y su gestión

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Jueves 18 de abril 2024 a las 18:30h

Ponente: Miguel Ángel Ramos Lázaro

El hecho de poner una fotografía de Carlos V en este formulario no es una errata sino una desviación intencionada por mi parte. Lo que se ha dado en llamar BANCARROTAS y atribuírselo a Felipe II es un desliz historiográfico notorio. Ni fueron bancarrotas y ni toda la responsabilidad de las mismas ha de atribuirse al “Imperio” que inicia Carlos V y continúan todas las dinastías gobernantes en España hasta el año 1898, cuando se pierde el Imperio por la imposibilidad de mantenerlo ante los otros candidatos a regirlo como serían los franceses, los holandeses, los ingleses y los norteamericanos.

Dicho esto, quiero dejar constancia de que España nunca quebró, ni siquiera quebraron las dinastías reinantes. La hacienda que estaba en juego era la de la institución “Estado Monárquico”, que en dichos siglos estaba comenzando a fundarse; nunca había existido un estado moderno, ni republicano ni monárquico: era una invención del Renacimiento y que aun dura en nuestros días.

En primer lugar, están mal llamadas bancarrotas, ya que los recursos económicos permanecieron en total actividad, tanto los relativos a personas como a instituciones y a recursos materiales. El problema con el que se enfrentó la corona fue el de disponibilidad de liquidez financiera y eso se llama SUSPENSIÓN DE PAGOS. Precisamente la virtud que ejercieron los Consejos de Hacienda y el propio Felipe II fue la de presionar a los acreedores para obtener la liquidez monetaria o financiera que en un momento puntual tuvo la Corona para pagarles deudas acumuladas y seguir obteniendo préstamos futuros de aquellos banqueros mercaderes.

            Creo que la gestión llevada a cabo frente a los que disponían los fondos fue uno de los méritos como negociador, siempre apoyados por la posibilidad de obtener riqueza de las explotaciones económicas existentes en todo el imperio que se llamaba “Las Españas”. Los enemigos de nuestra historia dan la vuelta a la escala de valores y los utilizan para incrementar nuestra Leyenda Negra.

            Existen datos suficientes para analizar los datos y los valores en un tiempo en que no existían ni ordenadores ni modelos econométricos que hoy disponemos. Pero, sobre todo, el enjuiciamiento de cualquier actuación debe valorarse en función de los objetivos a conseguir y no exclusivamente en las formas como se conseguían. Para ello es necesario salirse del del simple cálculo de los números y pensar en las estrategias que la Corona estaba llevando en la práctica y entrar a valorar los principios éticos contemplados en su época; lo contrario es actuar anacrónicamente como suele hacer la historiografía pasada, presente y futura. Los estudiosos del pasado y del presente se olvidan de la “Prosopografía”, doctrina que trata de identificar y analizar la base económica, social, cultural y religiosa de los individuos actuando en las instituciones.

En cualquier caso, debe contemplarse con espíritu filosófico más actual y no presumir de progresía cuando se valora con criterios preteridos por la evolución cultural de las sociedades.

Quiero pedir perdón por el “palabro” coloreado, pero también tenemos derecho los demás en utilizar léxicos y lenguajes propios de la doctrina científica que estudiamos.

CV

Miguel Ángel Ramos Lázaro. Nacido en Salamanca en el año 1942

Titulaciones y ejercicio profesional: Aparejador y Economista.

Mi actividad ha sido totalmente práctica.

Como Aparejador he participado en empresas e instituciones Públicas para la construcción de viviendas, urbanizaciones, hospitales, museos, oficinas, oficinas bancarias y otro tipo de edificaciones. Esta actividad me relacionó durante más de 40 años con el área tecnológica, señalándome la necesidad de aplicar en paralelo las cuestiones técnicas con decisiones económicas, hasta el punto de conocer que no habría ningún tipo de tecnología si no se hacen los cálculos financieros, de costes, valoraciones y precios para llevar a buen fin cualquier proyecto, incluido el que se relacione con la investigación y la innovación.

La experiencia económica, independientemente del señalado arriba, he trabajado en la empresa CAMPSA en diversos departamentos, desde el de Administración, Informática, Presupuestos y Control de Gestión, y como Director de Desarrollo de Recursos Humanos. Participando con este cargo en la creación de Repsol. Una vez cumplido el Plan Estratégico que acababa con CAMPSA, pasé a trabajar en BANESTO como Director de Obras y Mantenimiento. Como consecuencia de la intervención de este Banco me dedique al trabajo por mi cuenta creando una Asesoría Económica, Financiera, Fiscal y Laboral, funcionando durante 25 años hasta mi jubilación.