Epicúreos y estoicos en tiempos de pandemia

Queridos amigos: Sed bienvenidos a una nueva sesión de diálogo filosófico. Nuestra propuesta es siempre de diálogo, de debate entre todos haciendo una sesión activa en la que participemos todos. Aprendemos a escucharnos, no damos la lección terminada, sino que reflexionamos y la construimos entre todos. Todos tenemos la palabra. Salimos diferentes de cada sesión.

Ya sabéis todo lo que la filosofía puede aportar a nuestras vidas. El Dia mundial de la filosofía lo recordamos, desarrollar la capacidad de escucha, de observación y buen juicio para tomar decisiones adecuadas, entre otras.

Hoy nos adentramos en dos escuelas de la Grecia Clásica: El Epicureísmo y el Estoicismo, viendo lo que ofrecen a los vivientes del siglo XXI que sufrimos esta pandemia.

No hay filosofía si no expulsa las dolencias del alma, dice Epicuro, y continúa «tanto vales cuánto valen tus amigos, un amigo es otro yo».

En la sesión anterior vimos que los humanos somos valiosos por el simple hecho de ser humanos, personas, en cuanto seres racionales y libres, con voluntad. Los humanos “tienen que estar libre de los terrores que, en buena parte, ha incrustado en ella la religión”.

Las grandes teorías han olvidado un principio esencial de toda felicidad y de toda sabiduría: el cuerpo humano y la mente que lo habita, Sabemos que “una mente atemorizada es una mente infeliz y al mismo tiempo creadora de infelicidad”.

Recuperamos la valoración de las emociones; la importancia de la amistad y de la libertad para pensar, más allá de las informaciones sectarias e impuestas, el optimismo que brota de una inteligente mirada sobre la oculta felicidad. La felicidad, no consiste en tener más sino en ser más.

José María Calvo