Origen y aplicación de recursos
Presentado por: Miguel Ángel Ramos Lázaro
Como continuación de la anterior charla, en la que hablábamos de cómo la Economía se inscribía dentro del área de estudio de la Filosofía Moral, y de que era necesario tener siempre presente cual es la ética que debe imperar en las relaciones sociales; siendo la economía una de las relaciones sociales por excelencia a la hora de proporcionar una convivencia equilibrada y conforme para tofos los agentes sociales, debemos continuar con el análisis de cómo se producen esa relaciones. Para ello debemos partir del conocimiento del origen de los recursos y de cómo se aplican o distribuyen, tanto desde el punto de vista del que los ofrece como desde el punto de vista de quién los desea o demanda. Oferta y demanda de bienes y servicios es “todo” de la economía; desde que se dieron cuenta nuestros antepasados hasta hoy de que el mercado es necesario y recomendable para que una sociedad compleja y desarrollada funciones.
Vídeo con la ponencia
También en otras charlas hemos hablado del dinero como instrumento inventado por el hombre para facilitar dichos mercados, que cuanto más se complejo al aumentar en dimensión, tanto de extensión geográfica como de proliferación de nuevos productos por aumentar también nuestras necesidades y deseos, ese medio de que actúa como flujo necesario para dar vida al mercado, se hace también más complejo, inventándose nuevos medios financieros e instrumentos que sean capaces de actuar como dinero en un mundo totalmente comunicado por medio de las transmisiones digitales.
Todo lo que antecede hace necesario el conocimiento de uno de los documentos contables imprescindibles para que una economía funcione controladamente y permita tomar decisiones con mayor grado de información: este es el tercer documento, después del Balance y la Cuenta de pérdidas y ganancias que se usa en la economía, tanto empresarial como en las Administraciones Públicas, se llama “Estado de Origen y Aplicación de Recursos”. Los individuos particulares, a las que hemos llamado familias en el argot económico, también lo usan aunque no lo hagan de forma documentada, porque si deseamos adquirir algún bien tenemos que saber de qué forma lo vamos a pagar o quien va a proporcionárnoslo, aunque luego tengamos que pagárselo a el.
CV: Miguel Ángel Ramos Lázaro. Nacido en Salamanca en el año 1942
Titulaciones y ejercicio profesional: Aparejador y Economista.
Para este tema hay que dejar apuntado que la historia ha sido de su interés desde el bachillerato en los años 50. Ha profundizado en la historia de la Arquitectura y en la Historia de los hechos Económicos y del Pensamiento Económico. Como consecuencia de esta afición y, por ser seguidor de Ortega y Gasset, tiene en cuenta que el estudio de la historia sirve como una aplicación práctica en este momento para resolver los problemas sociales y de comportamiento humano.
En la Facultad de Económicas ha estudiado con Gonzalo Ánes, que fue Presidente de la Real Academia de la Historia, y sus discípulos, así como con Velarde y sobre todo con José Luis García Delgado, de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Con todos ellos ha aprendido a reconocer a la “historiografía” como el laboratorio de los hechos sociales. Esto último le ha llevado a estudiar la “filosofía de la historia”, que es otra de las ciencias sociales.
En mis actividades profesionales empecé trabajando como Aparejador, pero pronto vi que los temas económicos en la construcción de edificios eran tan importantes, si no más, que los conocimientos técnicos. Los fondos financieros eran importantísimos a la hora de presentar un proyecto factible. Eso me llevó al estudio de la Economía. He trabajado en puestos de carácter económico en CAMPSA y en BANESTO. Después funde mi propia Asesoría Económica, Fiscal y Laboral, lo que me ha permitido conocer el mundo de la pequeña empresa que en España representa más del 70% del Valor Añadido y del PIB.
En cualquier caso, considero la economía como un instrumento de Negociación Permanente, que es el requisito imprescindible para una buena convivencia social y en crecimiento.