Decisiones de los consumidores y la función de la demanda

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Jueves 18 de marzo 2021 a las 18:30h

On-line

Ponente: Miguel Ángel Ramos Lázaro

El crecimiento de la población y su agrupamiento en tribus, aldeas, pueblos y ciudades permite descubrir las ventajas que la socialización ofrece a la hora de promover las acciones de los individuos y sus propios deseos. No sólo las necesidades primarias son las que incitan al intercambio de bienes, también son bienes, aunque de distinto orden, los bienes intermedios que sirven para la elaboración del bien final o bien de consumo. Estos otros bienes intermedios son los recursos o factores de producción que también entran en los mercados de bienes porque son necesarios para completar el proceso productivo de los bienes de consumo, según la clasificación clásica. Pero antes de comenzar a negociar para la realización de una transacción tenemos que conocer el origen que mueve a los actores a llevarla a cabo.

Vídeo con la conferencia

Los humanos sienten unas necesidades individuales y personales; para satisfacer dichas necesidades o deseos han de obtener unos bienes determinados que les proporcionan la “utilidad”, cubriendo sus necesidades y deseos. Esa “utilidad” es la que mide la satisfacción del individuo y, en consecuencia, será el origen de la transacción en el mercado o la propia producción, convirtiéndolos en bienes económicos.

Parece que hoy existe un consenso, generalmente aceptado, de conseguir desarrollar la “economía del bienestar”: consistente en obtener los bienes que produzcan el máximo de “utilidad” a la sociedad. No es tan consensuado el considerar la condición humana compuesta por individuos aislados con libertad de decisión para elegir entre aquellos bienes, cuales son los que le producen satisfacción y cuales son los que deben producirse. La utilidad es individual y no puede ser definida, ni planificada; con esto llegamos a la economía libre de mercado, que es el método más democrático que se puede obtener. Desde la antigüedad existieron los mercados en las plazas de los burgos o ciudades, donde se negociaba la compra y venta de los bienes en función de la satisfacción de las necesidades de ambos agentes económicos, los que ofrecían un bien que poseían y los que demandaban el mismo bien, ofreciendo a su vez otro bien diferente que precisaba el otro agente. El tiempo llegó a definir el dinero como medio generalmente aceptado y que servía de instrumento o medida de valor de todos los que comerciaban.     

 Las transacciones se producirán en un ambiente de negociación, como medida generalmente aceptada, evitando los procesos coactivos que siempre conducen a la violencia. Podemos decir con ello que el mercadeo genera pacifismo, mientras que la coacción siempre lleva a la confrontación: la NEGOCIACIÓN lleva a acuerdos mutuos para satisfacer los valores que uno y otro perciben en el BIEN que se intercambia. En esta charla pretendo transmitir la idea de que, cuantos más intercambios se producen, más bienestar se consiguen, incluso haciéndola más eficaz en la “cuestionada” Globalización. Los perjuicios que se quieren adivinar en ella se derivan de creencias tradicionales, como son los nacionalismos, que deben ser desechados antes que después.

Las relaciones entre los humanos han dado lugar a Bienes Incuestionables, desde la procreación a la cooperación, desde el lenguaje generador de pensamientos hasta la colaboración con la división del trabajo; han sido los promotores de la Evolución Cultural y la propia Evolución Fisiológica. Si la división del trabajo permitió el encadenamiento de los diversos productos parciales hasta conseguir el bien final “consumible”, la comercialización en los mercados ha permitido que los individuos puedan conocer la disponibilidad y el valor de los bienes que necesitan.

CV

Estudios y prácticas profesionales: Aparejador y Licenciado en Ciencias Económicas. Mi actividad ha sido totalmente práctica.

Como Aparejador he participado en empresas e instituciones Públicas para la construcción de viviendas, urbanizaciones, hospitales, museos, oficinas, oficinas bancarias y otro tipo de edificaciones. Esta actividad me relacionó durante más de 40 años con el área tecnológica, señalándome la necesidad de aplicar en paralelo las cuestiones técnicas con decisiones económicas, hasta el punto de conocer que no habría ningún tipo de tecnología si no se hacen los cálculos financieros, de costes, valoraciones y precios para llevar a buen fin cualquier proyecto, incluido el que se relacione con la investigación y la innovación.

 

La experiencia económica, independientemente del señalado arriba, he trabajado en la empresa CAMPSA en diversos departamentos, desde el de Administración, Informática, Presupuestos y Control de Gestión, y como Director de Desarrollo de Recursos Humanos. Participando con este cargo en la creación de Repsol. Una vez cumplido el Plan Estratégico que acababa con CAMPSA, pasé a trabajar en BANESTO como Director de Obras y Mantenimiento. Como consecuencia de la intervención de este Banco me dedique al trabajo por mi cuenta creando una Asesoría Económica, Financiera, Fiscal y Laboral, funcionando durante 25 años hasta mi jubilación.

Como he dicho otras veces, no considera la Historia (con mayúsculas) como determinista en ningún caso, lo cual lo ha aprendido de Karl R. Popper y en consecuencia no creo en el “materialismo histórico” de Marx ni en ningún autor que afirme que “la historia os juzgará”. La historia la hacemos cada uno de nosotros durante nuestra vida, como lo he comprobado en la práctica: es la iniciativa individual por progresar lo que hace que un país progrese; la historia tiene utilidad en cuanto sirve para que los humanos aprendamos de nuestros errores.